Berlín. (EFE).- Científicos alemanes de la Universidad de Braunschweig han desarrollado un casco que permite conducir modelos de automóviles con señales cerebrales sin contacto eléctrico directo y que podría ayudar a dirigir sillas de ruedas y manejar prótesis, así como a pilotar vehículos de motor. "Con ello se hace realidad el sueño de conectar de manera sencilla el cerebro con una máquina", explicó hoy el profesor Meinhard Schilling, del Instituto Técnico de Mediciones Eléctricas y Principios de la Electrotécnica de la Universidad de Braunschweig, en el norte de Alemania.
La nueva tecnología tiene su base en el encefalograma clásico que se utiliza en medicina y que mide las actividades cerebrales según las oscilaciones de la tensión en la superficie craneal, con un ordenador que transmite las señales.
Lo revolucionario del nuevo "brain-computer-interface" es que funciona sin contacto directo eléctrico entre la cabeza y el aparato, ya que las señales cerebrales son registradas por el casco sin la necesidad de colocar al interesado una capucha elástica con electrodos y aplicar geles como en los encefalogramas clásicos.
El casco se coloca sobre la cabeza y está en funcionamiento en cuestión de segundos, dijo Schilling, quien comentó que quien lo utiliza sólo tiene que concentrarse en un modelo ejemplar que puede ver en una pantalla en el visor del casco.
Para dirigir el modelo de automóvil utilizado en los experimentos el interesado contempla en la pantalla dos cuadros de ajedrez que parpadean con distinta frecuencia. Si concentra su visión en el cuadro izquierdo, el vehículo se dirige a la izquierda y si lo hace en el derecho, el modelo de automóvil se dirige a la derecha, mientras que, si su mirada no se concentra en ninguno de los dos, sigue una marcha recta. Con amplificadores de señal los científicos han conseguido que las señales sean representadas como un mapa en la pantalla del casco.
"Cada sensor en el casco, que se concentra en las señales del centro de visión del cerebro, tiene el tamaño de una moneda de dos euros y, con ello, prácticamente el tamaño de un electrodo convencional de encefalograma", señaló el profesor. La Universidad de Braunschweig trabaja estrechamente en el proyecto con la Clínica Universitaria Charité de Berlín y el Instituto Fraunhofer de Arquitectura de Cálculo y Tecnologías de Software de la capital alemana.
Fuente: www.lavanguardia.es
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